No la toques más, Pedro

Bernardo José Mora
Siempre es personal
1 min readJun 21, 2017

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Los himnos son quizás las únicas composiciones musicales de hace más de treinta años que la gente es capaz de cantar junta sin pasar cierta vergüenza. Y eso que normalmente no hay letra que no ponga los pelos de punta. Así anda Pedro Sánchez, puño en alto, empeñado en volver a poner de moda La Internacional en pleno siglo XXI como uno de esos curas modernos salidos del Vaticano II que se hubiera dejado olvidada la guitarra.

Los españoles hemos inventado esa cosa que debería ser la envidia de cualquier país culturalmente avanzado que es un himno nacional sin letra. Que antes de los partidos de la Selección la Marcha Real se tararee con más jovialidad que apasionamiento contribuye a poner las cosas en su sitio quitándole al fútbol la trascendencia que jamás debimos darle a un deporte en el que, aunque a veces también ganemos nosotros además de Alemania, allí abajo lo siguen jugando solo once contra once. Nunca suena peor La Marsellesa que cuando miles de individuos vociferan sus estrofas desde una grada llamando a formar un simbólico batallón de franceses valientes que no paren de darle puntapiés a una triste pelota hasta meterle un gol en propia puerta a la civilización. Nunca nos emocionará más, en cambio, que la vez que la oímos en aquella famosa escena de Casablanca en la que la orden de tocarla la da un checo, el visto bueno un americano, y la de la guitarra es una española.

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“Yo soy un escritor de artículos cortos, cosa terrible, porque los artículos cortos se leen”. | Julio Camba