Proposición de mosquetero

Bernardo José Mora
Siempre es personal
1 min readMar 16, 2018

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Al salir del Louvre, después de haber sido reconvenidos por el señor de Treville por batirse entre ellos y, además, haberse enfrentado después a los guardias del cardenal, D’Artagnan pregunta a sus nuevos amigos cómo puede gastar su parte de las cuarenta pistolas que el propio rey Luis XIII les acaba de regalar precisamente por eso mismo. Athos le aconseja encargar una buena comida en la Pomme de Pin, Porthos que tome un lacayo, y Aramis que se eche una amante. Al final, acaba haciendo caso a Athos.

La taberna de la Pomme de Pin estuvo abierta en la parte alta del Barrio Latino hasta que la gran transformación urbanística a la que Napoleón III y el prefecto Haussman sometieron a la ciudad durante el Segundo Imperio se la llevó por delante. Rabelais y Moliére acudieron allí con un siglo de diferencia. En el lugar donde se levantaba la taberna, más o menos lo que viene a ser el número 1 de la plaza de la Contrescarpe, hay hoy, de izquierda a derecha según se llega a pie desde el Panteón, una pizzería, un restaurante y un café.
— ¿Hace un café, milady?
— A esta hora mejor un bocata.

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“Yo soy un escritor de artículos cortos, cosa terrible, porque los artículos cortos se leen”. | Julio Camba