Bajo las baldosas, la playa

El otro día, caminando por el Paseo Marítimo, me quedé un rato observando a unos operarios que colocaban esas nuevas baldosas tan fenomenales. Comoquiera que la mayor parte del Paseo Marítimo de Palma se construyó ganándole terreno al mar, de nuestras baldosas sí que se podría decir aquello que los revolucionarios de mayo del 68 decían de los adoquines de París y de la playa y que les servía de excusa para arrancarlos y lanzárselos a la policía: Con las nuevas baldosas del Paseo Marítimo de Palma me gustaría ver a mí a todos aquellos cantamañanas parisinos.

Para que se hagan una idea los que no conozcan las baldosas: las tenían que poner entre tres. Uno venía con ellas, otro las sacaba de la carretilla y un tercero, que debía de ser el mas mañoso del trío, las iba colocando una a una como quien se entretiene componiendo un puzle. Había que reconocer que se le daba bien a pesar de que lo de colocar baldosas se ha vuelto un tanto complicado desde que las baldosas dejaron de ser cuadradas. Hasta a mí, que esa mañana andaba con prisas, pero siempre he tenido ganas de saber en cuánto tiempo soy capaz de completar una acera de más de tres mil baldosas, me entraron ganas de pedirle que me dejara probar.

El Paseo Marítimo de Palma será el puzle más grande que tendremos en esta ciudad. Si será grande que ya en la caja avisan de que menos de tres años no parece que vayan a pasar antes de que lo tengamos terminado. Y ya veremos luego cuántas piezas nos sobran.